Bajo un cielo de fuego y oro,
el sol despierta, su luz atesoro.
Los árboles susurran en calma,
un canto sereno, un canto que embalsama.
Las hojas brillan con el rocío,
mientras el viento se lleva lo impío.
Un lienzo de paz se extiende ante mí,
en este paisaje de sueños, aquí soy feliz.
Reflejos danzan en el agua serena,
la naturaleza canta, la vida es plena.
En cada rayo que acaricia el suelo,
se escribe una historia, un dulce destello.
Así, en la hora del día dorado,
la belleza se revela, un regalo sagrado.
En este instante, todo es verdad,
un momento eterno de pura serenidad.